Líneas de investigación

Línea Emergente del grupo: «Transducción sensorial y nocicepción»

Los nociceptores son neuronas sensoriales especializadas que actúan como componentes clave de la defensa del organismo. Para ello, estas neuronas extienden proyecciones por todo el cuerpo para vigilar el entorno y detectar estímulos potencialmente nocivos. Nuestro grupo se centra en comprender su papel como entidades defensivas integradoras, prestando especial atención a sus interacciones continuas con otros elementos de defensa del organismo, incluyendo el sistema inmunitario (especialmente los mastocitos), los tejidos mucosos y la piel. Tenemos amplia experiencia en el intestino, pero nuestro interés se extiende también a otros órganos.

Al activarse, los nociceptores transmiten información sobre estímulos amenazantes o nocivos al sistema nervioso central. Este proceso, conocido como nocicepción, se traduce con frecuencia en señales de dolor y es esencial para la supervivencia y el bienestar de prácticamente todos los animales. Por su parte, los mastocitos son células inmunitarias residentes en los tejidos que participan en múltiples funciones fisiológicas, como la regulación del flujo sanguíneo, la coagulación, la cicatrización, el mantenimiento de la homeostasis tisular y la defensa frente a patógenos. Al igual que los nociceptores, los mastocitos vigilan continuamente su microentorno y detectan señales de peligro. Su estrecha proximidad a las fibras nerviosas permite una comunicación bidireccional directa. La interacción sinérgica entre nociceptores y mastocitos desempeña un papel fundamental en la modulación de la señalización del dolor a lo largo del tiempo. En este contexto, los mastocitos pueden actuar como “convertidores de señales”, conectando el estado inmunológico y tisular con la actividad neuronal e influyendo en las respuestas locales del tejido.

Por otra parte, más allá de su función sensorial clásica, los nociceptores también responden a estímulos nocivos liberando mediadores bioactivos —neurotransmisores y neuropéptidos— en su entorno, lo que evidencia un papel especializado adicional en el mantenimiento de la homeostasis tisular. Efectivamente, los reflejos axónicos pueden enviar señales hacia los tejidos periféricos y modular la actividad de las células circundantes, incluyendo poblaciones inmunitarias y epiteliales.

En nuestro laboratorio, estamos interesados en investigar estos procesos tanto en contextos fisiológicos como patofisiológicos, con especial énfasis en la interfaz neuroinmunitaria. Mediante la combinación de enfoques moleculares, fisiológicos y conductuales, buscamos comprender cómo la comunicación dinámica entre nociceptores y otros sistemas defensivos del organismo configuran la homeostasis tisular, la inflamación y la transición del dolor protector al dolor patológico.

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